La gestión de riesgo es el proceso de identificación de riesgos potenciales en una cartera de inversión y de adoptar las medidas que correspondan para reducir dichos riesgos.
Riesgo en una inversión es la posibilidad de que una posición abierta no permita alcanzar los resultados deseados: como consecuencia, se puede obtener una rentabilidad reducida o bien pérdidas superiores al dinero que se pagó inicialmente por la inversión. Por este motivo, los inversores a menudo toman medidas para analizar los riesgos inherentes de sus operaciones y buscan la manera de reducirlos.
Cómo minimizar el riesgo
Tras identificar los riesgos potenciales de una cartera, existen varios métodos para limitarlos. Entre los ejemplos más habituales figuran los siguientes:
- Establecer stops y límites para cerrar automáticamente las operaciones a los niveles que se especifiquen.
- Realizando una cobertura, es decir, abriendo una posición inversa a la que tienes.
- Seleccionar operaciones menos arriesgadas.
- Diversificar, es decir, distribuir la inversión en una mayor variedad de clases de activos.